viernes, 23 de junio de 2023

COLEGIO "SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS"

COLEGIO "SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS"

 El amor y dedicación de Jáuregui por las ciencias y las artes, propiciaron la fundación del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, que luego tomó el carácter de Seminario. El historiador Castillo Lara califica esta obra como la mayor empresa intelectual de La Grita… No era una simple escuela, sino un Instituto de Enseñanza Superior donde se vía Gramática castellana, Filosofía, Retórica y Poética, Matemática, Ciencias Naturales, latín, griego e Historia.

Aquí hace realidad uno de sus grandes empeños, durante los catorce años de fecundo rectorado egresan de sus aulas valiosas promociones que al correr del tiempo se convierten en relevantes figuras de la Iglesia y de la Patria. Acota Castillo Lara que el Colegio tuvo germen en el Centro Literario creado por el doctor Francisco Antonio Guerrero en 1882, con algunos antiguos alumnos suyos… Mons. Jáuregui tomó en sus manos aquel pequeño núcleo y con él, inició sus actividades el 01 de enero de 1884, además del Dr. Francisco Antonio Guerrero contó con el apoyo de Ramón Vera García y Fernando Mora con el firme propósito de educar a la juventud.  Su desarrollo fue extraordinario y su fama pasó las fronteras regionales. El local donde funcionaba inicialmente no era el más adecuado, por eso el padre Jáuregui luchó hasta encontrar los recursos para comprar una casa amplia frente a esta plaza y allí trasladó el Colegio. Pronto dejó ver los avances de la Institución y consiguió que el Concejo Municipal, presidido por Francisco Croce, cediera los recursos necesarios para comprar un terreno anexo en el que se construyó el edificio que aún hoy tenemos el privilegio de divisar y el cual fue inaugurado el 13 de junio, día del Sagrado Corazón de Jesús, del año 1890.

De acuerdo a la descripción del mismo Monseñor Jáuregui “consistía en un denso y sólido edificio de dos pisos con espaciosos salones para actos académicos, dormitorios y piezas: un magnífico oratorio, donde se celebra diariamente la santa misa con reclinatorios para asistir a los oficios religiosos”. Desde entonces- apunta Mons. Raúl Méndez Moncada, aquel edificio se convirtió en un centro de irradiación cultural donde los jóvenes recibían una honda preparación intelectual y moral que les abría amplios horizontes en la vida.

Sobre la preparación intelectual de los alumnos que egresaban del Colegio, el Dr. Caracciolo Parra, Rector de la Universidad de Los Andes, en un informe al Ministerio de Instrucción Pública refería “…casi todos los alumnos provenientes del Colegio del Dr. Jáuregui, alcanzan, al rendir el examen en la Universidad, las máximas calificaciones”.

Entre algunas particularidades del Reglamento vale señalar que el contenido se leía en público cada tres meses. Para 1890 el Gobierno había autorizado los estudios filosóficos y se enseñaban las materias de: idiomas, gramática castellana, métrica y retórica; religión e historia sagrada, aritmética elemental y superior, contabilidad mercantil, filosofía intelectual, matemática, álgebra, geometría, cronología, geografía, historia universal, música y teclado, ciencias eclesiásticas, civiles, farmacia e higiene, urbanidad, caligrafía, taquigrafía y canto coral.

Se admitían en el colegio alumnos internos y externos. Los internos pagaban 18 bolívares y debían traer catre de cuero o tabla con esteres, sábanas, almohadas, un baúl, una mesita y una silla de cuero o baqueta, paños, aguamanil, vaso y servicio de mesa. El uniforme era negro para los que no vestían hábito clerical y los alumnos gozaban de asistencia médica. El año escolar comenzaba el 15 de septiembre y culminaba el 31 de julio. Constaba de tres trimestres y medio, sin que por ningún motivo hubiese vacaciones. En este aspecto destaca además que Mons. Jáuregui de igual forma brindaba apoyo, subvencionaba y recibía en forma gratuita a todos aquellos jóvenes que no poseían los recursos económicos para sufragar sus estudios y que demostraran interés y dedicación para consolidar su formación académica.  Al respecto, menciona el Pbro Dr. José Tomás Urdaneta que “como Don Bosco en su Oratorio de Valdoco, el Dr. Jáuregui reunía en su Colegio de La Grita a los niños pobres de Los Andes, y de otros muchos lugares. Más de cuatrocientos niños, que, por la pobreza de sus padres, habrían quedado expuestos a crecer como plantas exóticas, abandonados en los sombríos destierros de la vagancia, y del vicio recogidos por el Don Bosco Venezolano, tuvieron en aquel santuario de oración y estudio, alimentos y vestidos y caricias paternales y religiosa y científica y mercantil instrucción”

Estos rasgos generales de organización se plasmaron en la formación de cerca de 1500 jóvenes, de los cuales 33 llegaron a ser doctores (entre ellos Diógenes Escalante, Antonio Rómulo Costa, Emilio Constantino Guerrero, Abigail Colmenares, Gerónimo Maldonado, Pedro María Parra, Antonio Quintero, Vicente Dávila y Francisco Baptista), 21 llegaron a alcanzar el grado de General (entre ellos Jesús Gandica, Eleazar López Contreras, Rafael Ontiveros).

En el año 1885, Mons. Jáuregui en aras de mejorar la calidad de la enseñanza, viajó a Europa en compañía de monseñor Román Lovera, obispo de Mérida, pues quería estudiar la organización y métodos de los centros educativos europeos. En ese viaje conoció al Papa León XIII, quien le instó a proseguir su obra del Colegio con estas palabras: “Conságrate a la enseñanza de la juventud, pues los impíos tratan con todas sus fuerzas de apoderarse de ella y perderla, toca a nosotros librarla de ser arrastrada por esa corriente de la impiedad”. Estas palabras en su concepto sonaban todos los días, como una orden en su vida y en su corazón, de ahí que prosiguió a Turín donde pudo compartir entre los Salesianos, observó el funcionamiento de sus escuelas y obtuvo los sabios consejos y la bendición de Don Juan Bosco.

Así regresó para implantar un modelo de Instituto cuyo régimen de estudios y disciplina hizo que sobresaliera, pudiendo compararse con los extranjeros de igual categoría. Otro aspecto interesante del Colegio Sagrado Corazón de Jesús – explica el escritor Hernán Rosales- es la función que ejerce como centro para formar sacerdotes en momentos en que por razones políticas adversas a la fe católica son clausurados los seminarios en el País. Mons. Jáuregui solicita y obtiene el permiso para que los jóvenes que revelasen vocación sacerdotal efectuaran sus estudios teológicos en el Instituto. Allí se formó una generación que a la postre fueron los intelectuales que tuvieron presencia determinante en los destinos de la Patria. En La Grita, del Colegio Sagrado Corazón de Jesús egresó una élite intelectual que tuvo repercusiones en los diferentes estratos nacionales.




JÁUREGUI EN LA GRITA

JÁUREGUI EN LA GRITA

 La historia obedece a tiempos múltiples que se entrelazan para tejer el hecho histórico y el Obispado dispuso que MONS. JÁUREGUI ocupara el cargo de Cura y Vicario de La Grita, ciudad a la que arribó un 06 de agosto del año 1883, encontrando un terreno fértil para su siembra apostólica.

La llegada del padre Jáuregui a esta ciudad, a saber, del historiador Lucas Guillermo Castillo Lara… marcó una huella profunda en el corazón de La Grita, Apóstol infatigable, sacerdote admirable, escritor, orador sin par. Su mejor obra la deja en el campo de lo social y en la educación de la juventud. Su nombre está unido al de La Grita. Por muchas obras que allí sembró, pero fundamentalmente por su gran Colegio del Sagrado Corazón de JesúsEra un Sacerdote lleno de virtudes cristianas, que cumplía con celo su misión apostólica. Pero la entendía como un servicio al hombre en su totalidad. En su alma y cuerpo, en sus necesidades espirituales y materiales.

En La Grita abarcó múltiples facetas, así lo señala la antropólogo Zulay Rojas  cuando destaca que al lado de su afán por la instrucción estaban sus cimientos de caridad, pues instaló la Sociedad religiosa de las hijas de María, instituyó un Orfelinato y el Hospicio Cabañas, editó el periódico “El Misionero”, creó la Asociación de Hermanas de la Caridad de la Sagrada Familia, reconstruyó la Iglesia Matriz, cuya cúpula fue la primera que vieron los Andes y auspició la construcción de la Capilla de Nuestra señora de Lourdes.

La labor de monseñor Jáuregui en La Grita prosiguió con la fundación y auspicio de otras instituciones: El 13 de diciembre de 1885 fundó la Sociedad Religiosa de las Hijas de María. Al año siguiente fundó el Hospital de la Caridad e inició los trabajos para la reconstrucción de la iglesia matriz de la parroquia, proyecto que en 1890 modificó pues decidió emprender la construcción de una nueva iglesia más amplia. En 1887 constituyó un orfanato y el Hospicio Cabañas, y el 21 de junio de 1891 fundó el Ateneo Luisiano, centro de veladas literarias.

En 1893 promovió la construcción de la capilla de la Laguna de García y colocó su primera piedra, la cual se inauguró cinco años más tarde. En junio de ese año el Concejo Municipal de La Grita consagró solemnemente el distrito al Sagrado Corazón de Jesús, y tres meses más tarde, el 24 de septiembre, Jáuregui instaló en La Grita el Círculo Católico Venezolano para difundir la moral cristiana. El 10 de enero de 1894 se bendijo el nuevo cementerio de la Grita que había sido auspiciado por monseñor Jáuregui, y al año siguiente el de Umuquena. El 16 de mayo de 1894 constituyó y dirigió la Junta de Socorros con el fin de recaudar fondos en favor de los damnificados a consecuencia del terremoto ocurrido el 28 de abril, llamado «el gran sismo de Los Andes», debido a su fuerte impacto en la región. En 1895 instituyó el Colegio de Niñas del Espíritu Santo, hoy Unidad Educativa Monseñor Jáuregui, fundó una congregación religiosa que llamó Las Siervas de la Sagrada Familia y propició la construcción en una colina de una capilla en honor a Nuestra Señora de Lourdes. También creó 14 hermandades religiosas, entre ellas la Cofradía al Sagrado Corazón de Jesús; en su breve estadía en San Cristóbal, como Vicario Foráneo adelantó las Obras de la Catedral de esa ciudad.

Además, constituyó en esta ciudad la Junta Patriótica defensora de la integridad nacional frente a la usurpación inglesa en Guayana. Hecho importante que hizo una vez más de La Grita una ciudad que rompió su silencio.

En el año 1900, triunfante la Revolución Restauradora, el nuevo gobierno persigue implacablemente a Monseñor Jáuregui, a quien no le perdona su mediación pacifista y sus gestiones encaminadas a evitar la guerra civil. Fue encarcelado en el Castillo de San Carlos y más tarde fue enviado al destierro.